lunes, 8 de junio de 2009

El Hatillo rumbo a 225 años de tradición Un pueblo colonial al alcance de todos, prepara una celebración por todo lo alto

El Hatillo rumbo a 225 años de tradición Un pueblo colonial al alcance de todos, prepara una celebración por todo lo alto

El Hatillo encanta a sus visitantes por su clima fresco y olor a montaña. La Iglesia Santa Rosalía de Palermo, reliquia de El Hatillo con 225 años de construida, fue la primera estructura que dio inicio a este pueblo. Al sureste de la ciudad de Caracas está ubicado El Hatillo, un pequeño, hermoso y tradicional pueblo anclado en la gran metrópoli, rodeado de grandes urbanizaciones, y que en sus 225 años de fundado aún mantiene sus tradiciones arquitectónicas y costumbres. Declarado monumento nacional, formando parte del patrimonio cultural de nuestro país, actualmente es uno de los lugares de esparcimiento preferidos por propios y extraños que desean alejarse del bullicio, buscar un refugio para la tranquilidad. La historia del municipio El Hatillo se remonta a la época de los colonizadores españoles. En 1752 llegó al sitio el ilustre personaje Don Baltasar de León, quien años después se convertiría en su fundador, ya que con su empeño y esfuerzo logró hacer de este pueblo una comunidad fuerte, independiente y unida. Con el transcurrir del tiempo esta población se convirtió en uno de los sitios más visitados por los caraqueños, pues allí hacían sus compras, encargaban sus hallacas, dulces, hortalizas, flores, o simplemente disfrutaban sus calles, su clima fresco y la hospitalidad y el cariño de sus habitantes. En la actualidad, ese potencial turístico y esas tradiciones se han conservado. Las largas y estrechas calles como El Matadero, El Comercio, Bolívar, Instrucción, Santa Rosalía, Escalona, entre otras, están llenas de kioscos multicolores y casas coloniales construidas con adobe y bahareque. Sus enormes puertas y ventanas se han conservado como testigos de la historia. Algunas de estas viviendas han sido convertidas en negocios artesanales, donde entre otras cosas, se ofrece dulcería y comida típica del poblado. Igualmente se encuentra el Centro Social y Cultural El Hatillo "Dr. Enrique Antonio Eraso" y El Ateneo, que representan el principal eje para el desarrollo de la vida artístico-cultural de este hospitalario pueblo. El Hatillo hace la conjugación perfecta de lo comercial y lo turístico. Conserva su tradición de ventas de flores, hortalizas cosechadas en la zona rural de esta población, y además cuenta con muchos negocios dedicados a la fabricación y venta de artesanía decorativa, restauración de antigüedades, muebles, y otros rubros que son buscados por los visitantes. Este es un municipio muy especial para la capital, pues allí se guardan miles de testimonios de nuestra historia. Sus bellos paisajes, su clima fresco, su olor a montaña y sus casitas multicolores, abren las puertas a los visitantes para que disfruten de sus rincones. El Hatillo cuenta con diferentes expresiones culturales capaces de captar y despertar el interés de turistas nacionales e internacionales. Pero lo más valioso es su gente, su hospitalidad, su carisma, su afecto y sobre todo la unidad, ejemplo a seguir por otras entidades. El Hatillo, como todo pueblo venezolano, tiene su Plaza Bolívar donde se honra la figura del Libertador, y en ella se dan cita propios y extraños. La estatua pedestre de Bolívar está orientada hacia la iglesia. En la plaza los niños corretean las palomas y las ardillas, mientras los adultos los observan desde los bancos a la sombra de árboles, los ancianos disfrutan del movimiento a su alrededor, el tradicional heladero ofrece su mercancía y los turistas transitan de un lado a otro con su cargamento de recuerdos. Alrededor de la plaza encontramos, en primer lugar, la Iglesia de Santa Rosalía de Palermo, que data del siglo XVIII y fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1960; en el interior se encuentran imágenes de la época colonial de Santa Rosalía de Palermo, el Cristo Crucificado, la Dolorosa y San Juan. En la parte baja del pueblo, se encuentra otra plaza, la Plaza Sucre. Se trata de un triángulo, y en uno de sus extremos se encuentra un busto del héroe Antonio José de Sucre, y en el centro de la misma hay un árbol de Ceiba, de ahí que también sea conocida como Plaza La Ceiba, la cual está rodeada de pequeños negocitos, cafés, con sus paredes pintadas en alegres colores. al fondo las flores, la venta de dulces, los parroquianos disfrutando un cafecito. En la carretera intercomunal se encuentra la Plazoleta Manuel Escalona, quien hizo posible la participación de este pueblo en el derrocamiento de Emparan el 19 de Abril de 1810 en la ciudad de Caracas. Al pasear por sus angostas y empinadas calles, el visitante disfruta el encuentro de una arquitectura propia de las zonas montañosas, casitas sencillas pero hermosas, con sus paredes pintadas en tonos vivos de rojos, azules, verdes, amarillos, todas diferentes, lo que hace de éste el pueblo de los colores. Las tejas viejas, rojas y muchas veces rotas; llama la atención las puertas, las ventanas, los pisos, los patios, el poder dar una ojeada al interior y robarle unos instantes a la vida de los hatillanos. Pero no sólo se ofrece al visitante las tiendas típicas, que son muchas y variadas, y sus calles coloridas, su ambiente de fiesta. También ofrece un amplio espectro en el área de la gastronomía, en los cafés y restaurantes que nada envidian a otros centros y a otras urbes. En El Hatillo se puede disfrutar de la mejor comida tradicional venezolana, con ese sabor casero que tanto apreciamos aquí

El Hatillo rumbo a 225 años de tradición Un pueblo colonial al alcance de todos, prepara una celebración por todo lo alto