viernes, 3 de abril de 2009

Llegan Los Palmeros de Chacao, ya el retumbar de explosiones de cohetes anuncian su llegada, desde lo alto de El Ávila

Llegan Los Palmeros de Chacao, ya el retumbar de explosiones de cohetes anuncian su llegada, desde lo alto de El Ávila

A las 10 am bajan del Ávila por Sabas nieves los Palmeros de Chacao. Generación tras generación los Palmeros bajan las palmas que son bendecidas y entregadas el Domingo de Ramos en la Iglesia de Chacao. En medio de una multitudinaria procesión, más de 200 palmeros llegan a las inmediaciones de la Plaza Bolívar de Chacao, tras pernoctar durante 48 horas en el Parque Nacional El Ávila para buscar los cogollos que darán la palma a ser repartida el domingo de ramos en toda Caracas. De esta manera, los chacaoenses reafirmaron una vez más su fe y dieron continuidad a más de 230 años de tradición. la actividad de los palmeros se ha consolidado como patrimonio cultural venezolano; se trata de una de las máximas expresiones de fe caraqueña, donde intervienen costumbres populares y creencias religiosas. Se puede decir que es todo un gran montaje, mientras 130 palmeros pernoctan por 72 horas en El Ávila y recorren intrincados parajes, la feligresía prepara diversos actos para unirse a la celebración". Vale la pena ver como con una sonrisa en el rostro personas mayores, padres y jóvenes cargan hasta 40 kilos para mantener esta tradición. A su llegada personas con bebidas, música, aplausos reciben a los Palmeros. Viendo sus caras no podemos dejar de pensar en el sacrificio de Jesucristo. Una tradición que se mantiene en una ciudad que pareciera no tener tradiciones lo cual llena de orgullo a los habitantes de la ciudad y sorprende al visitante. Esta actividad, ha continuado de generación en generación, convirtiéndose en una tradición propia e ineludible de la feligresía aunque los tiempos hayan cambiado, ya las calles ni las veredas son de tierra, y en las calles aledañas al templo no se vendan frituras, maguey y huevos sancochados o arepa rellena con una lechuga que le sobresalía y era conocida como "Lengua Afuera ", el careto de hojita, que llevaba por tapa en la botella una hojita de limón o de naranja y tortas, dulces y otras comidas y bebidas propia de la época. Hoy en día los Palmeros de Chacao, han constituido una Asociación Civil sin fines de lucro a través de la cual realizan durante todo el año labores ecológicas, educativas y culturales en el Municipio Chacao y en todo el Parque Nacional El Ávila. Fue en Caracas hace más de doscientos años, específicamente en lo que hoy conocemos como el Municipio Chacao, cuando el padre José Antonio Mohedano hizo la promesa de subir a El Ávila durante el resto de sus días para buscar palmeras y bendecirlas durante sus misas, como pago al favor del cese de una epidemia de fiebre amarilla que afectaba a los habitantes de la zona. El viernes de concilio (anterior al Domingo de Ramos), los palmeros de Chacao, herederos de esta tradición de más de doscientos años, van a buscar las palmas que el Domingo de Ramos serán benditas y repartidas a los fieles. La recolección del cogollo de la palma real se hace con apego a la normativa conservacionista y a la planta se le deja al menos un cogollo para garantizar su supervivencia. Estos cogollos se reúnen en atajos y se dejan a un lado para luego recogerlos al regreso. Los palmeros tienen desde los 4 o 5 años hasta pasados los 80. Los palmeritos crecen como la Palma Real: a los seis años son brotes, a los ocho semilleros, a los nueve guardapalmas, a los diez custodios del bosque, a los once promeseros, prometen proteger la planta y seguir la tradición, a los doce peoneros y a los diecisiete se juramentan como palmeros. Al terminar, se inicia el regreso y se recogen los atados por el camino. En el campamento se rompe el silencio que sólo había roto el jefe y, a veces, el clarín. Tanto los hombres como los niños se dedican a tejer la palma, con formas que adornarán la terminación del atado o "palmo" que será estandarte, mientras esperan la comida. Algunos hacen collares de semillas de peonía y caracoles. Suena el cuatro y las maracas y arrancan las coplas. Una vez realizada esta labor, se atan los palmos, se limpian los cogollos, se ordenan y agrupan. El amarre se hace con una técnica muy precisa, heredada desde los tiempos de inicio de la tradición. La confección del palmo, que puede llegar a pesar hasta 40 Kg., es fuente de prestigio, no sólo por el tamaño, sino también por la trama del estandarte.

Llegan Los Palmeros de Chacao, ya el retumbar de explosiones de cohetes anuncian su llegada, desde lo alto de El Ávila